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Soy estudiante, me dedico al diseño freelance y me agrada todo tipo de ciencias.

martes, 27 de julio de 2010

Una tarde lluviosa


¿A dónde quieres llegar con eso?

Esta vez fue una convesación dentro del vagón de carga de un tren, ya habían pasado varios largos túneles, el clima no era acogedor, es más, mientras menos acogedor era, me hacía sentir más cerca de ese sitio. Mi compañero cambió las pilas de su lámpara y recién pudo retomar la palabra.

- Déjame entender -jugaba con su lámpara como haciendo tiempo para preparar la pregunta-, ¿Me quieres hacer creer que eres romántico y sensible?, después de decirme que ya no te quedan esperanzas, ni fe, ni confianza, tampoco que crees en el amor, ni mucho menos en Dios. ¿Qué demonios tienes en la cabeza?

- ¿Qué puedo decirte?, si después de todo, he decidido tomar este viaje para volver a ese lugar y buscar la misma respuesta. Aparte, no puedo negar que mi sensibilidad y romanticismo, tanto como mi falta de creencias sobre el amor y Dios se las debo a ese sitio.

-¿Eso quiere decir que ha renacido alguna esperanza? -iluminando mi rostro, de frente, como si quiesiera imitar las luces de un interrogatorio- ¿Acabas de darte cuenta que saliendo de aquél lugar te habías olvidado de algo?

- No, en realidad salí con las mismas cosas que tengo, ni más, ni menos. La única diferencia es que ahora he tratado de darles alguna forma para tratar de encajarlas dentro de la maquinaria de aquél lugar. De alguna manera es una forma de ver si mi salida me ha servido de algo.

-¿Por qué quieres tratar de encajar algo allá? -dejó la lampara en el suelo, se levantó y empezó a revisar su maleta- ¿Acaso quieres reclamar algún lugar en algo en lo cual nunca encajaste? ¿Piensas que tu salida ha tenido algún fin que esté relacionado con tu regreso? -sacó unos panes con jamonada que había separado para el viaje.

-Como te había comentado antes, el exilio me llevó por caminos que me ayudaron a recomprender mis ideas, me invitó a verlas desde una perspectiva diferente, así que supuse que podía compartirlas.

-El hecho de que quieras compartir ideas, quiere decir que encuentras un lugar donde mostrarlas, ¿Creés que te estén esperando para que las muestres, crees siquiera que lo comprendan?-tomó uno de sus panes y lo compatió conmigo.

-Sabes, no es tan complicado como parece, no necesito que las comprendan. La idea de todo es que se disfrute, al igual que tu pan con jamonada o la luz de tu lámpara. Sin saber toda la maquinarira, leyes, interacciones que existan ente ellas y su entorno.

-Espera un momento, sé que mi lámpara necesita pilas para funcionar o que el pan se hace de harina y que la jamonada provino de un ser viviente. ¿Qué intentas explicarme?

-Disfruto de la luz de la lámpara y del sabor del pan con jamonada como cualquier persona lo haría y no es necesario que sepa como funcionan o su composición, sólo las disfruto. Lo mismo pasa con todas la enseñanzas que recibimos.
Para que me comprendas mejor te propongo un ejemplo:
Si por alguna casualidad del destino, se me da la oportunidad de enseñar a un ñiño el mundo, le diria que los unicornios existen, que Papa Noel deja regalos en todo el mundo, que el amor y la justicia existen, que Pegaso es un hermoso caballo volador, que hay monstruos que salen por las noches, que Dios gobierna nuestros destinos, que los niños los trae la cigüeña, que si estiras lo suficiente las manos puedes alcanzar las estrellas, y demás cosas.

-Con eso sólo me quieres decir que lo vas a educar con puras mentiras -hace una pausa para masticar mejor el pan-, lo unico que vas a lograr con eso es un niño que viva falacias.

-Pero va a soñar, no le voy a enseñar el mundo tan crudo como es, no.

Quiero que disfrute su niñez, y viva su adolescencia, que descubra que sueños se hacen realidad y cuales no. Eso va a enseñarle que hay sueños más grandes que otros y que por los más grandes vale la pena pelear.

Que él mismo descubra que verdad escoger, por que la verdad es solo eso: decidir que creer.

Que sepa que nos creamos mostruos invisibles que se pueden derrotar, vivir por ideales que hacen las cosas mejores. Eso lo va a hacer más fuerte para soportar la realidad. Romper barreras y utilizar los escombros para hacer mejores bases.

Que la felicidad es algo factible.

Es mi punto de vista, para tratar de solucionar este mundo hacen falta soñadores, no chicos que vivan una triste realidad, no quiero pesimistas, quiero gente que sonría, que sea optimista, que mueva la maquinaria.

Después de aquellas palabras, mi compañero guardó su lámpara y guardó la bolsa de los panes, se recostó y utilizó su maleta como almohada: "¿Crees que alguien lo va a entender de esa manera"

"Como te dije no espero que alguien lo entienda, si le gusta creerlo, es su decisión"